’Façadisms’ es el nuevo LP del norteamericano Rafael Anton Irisarri, con ocho piezas de un ambient de atmósferas estremecedoras y conmovedoras, en el que Irisarri habla sobre temas geopolíticos a través de paisajes sonoros llenos de desolación. Sólo hay que ver la imagen de la portada, con la decadencia de los restos de una fachada en el histórico barrio de chabolas de La Perla, en Puerto Rico, donde el autor pasó su infancia, una esquelética estructura de hormigón que se derrumba sobre el amplio horizonte azul del océano. Es un disco que se concibió en Italia en 2016, y que luego pasó tres años grabando. En él se alternan la tempestad y la calma, la furia y el silencio, bajo atmósferas de una neblina lúgubre a través de guitarras y cuerdas procesadas, grabaciones de campo, drones y demás entretenimientos electrónicos, creando conmovedoras atmósferas post-apocalípticas. Entre las distintas colaboraciones destacamos la de Julia Kent al violonchelo, Hannah Elizabeth Cox a la voz en “Control your soul’s desire for freedom”, y la del artista keniano KMRU en el tema que cierra el disco, “Red moon tide”, y es que el álbum ha sido grabado entre Berlín, Boston, Bruselas, Nairobi, Nueva York y Oxford. Un maravilloso LP más en la trayectoria de uno de los artistas más importantes del ambient.
Mis favoritas:
1. The only things that belong to us are memories.
2. Control your soul’s desire for freedom.
3. Forever ago is now.
‘September 23rd’ es el primer lanzamiento de la nueva serie Arcadia Archive de William Basinski, uno de los artistas más interesantes del ambient. El disco fue grabado en septiembre de 1982, sobre una pieza que el propio Basinski había compuesto en su época del instituto, a mitad de los ‘70s, con un piano prestado de su vecino y que había registrado en un pequeño grabador de casete portátil en su primer loft en el barrio pre-gentrificado de Dumbo en Brooklyn, Nueva York. El contenido es una sola pieza de cuarenta minutos de loops y sonidos hipnóticos de atmósferas vintage, que avanzan sin prisa, a modo de recuerdos imprecisos de una época lejana.
Nuevo trabajo de Yui Onodera, uno de los artistas japoneses más activos de la escena ambient. ‘1982’ encierra diez cortes instrumentales de atmósferas envolventes, que apenas superan la media hora. Fue grabado durante unos días en su Iwate natal, en Japón, en una ciudad que fue devastada por el gran terremoto que asoló el Este de Japón, por lo que el álbum surge del interés del autor por la «degradación y la reconstrucción», y para ello experimentó con las guitarras y sintetizadores, usando procesadores y pedales de efectos, buscando que las guitarras fueran una extensión de las texturas ambientales. A Yui le fascinan hoy en día los sonidos que aún no se pueden crear con ordenador, de ahí el tratamiento de las guitarras y los instrumentos que suenan, creando bonitas estampas atmosféricas que nos trasportan a misteriosos lugares desconocidos.
Aunque publicado originalmente en formato casete en 2018 en el sello Geographic North y ya descatalogado, ‘Midnight colours’ aparece en 2024 en una edición remasterizada en vinilo a través de su propio sello Black Knoll, con una nueva portada a cargo del artista visual mexicano Daniel Castrejón. El disco incluye ocho piezas de estremecedor ambient. Irisarri busca explorar la enigmática relación entre la humanidad y el tiempo. Concebida como una interpretación sonora del Reloj del Juicio Final, que simboliza las vulnerabilidades existenciales del mundo, la obra de Irisarri invita a los oyentes a contemplar la gravedad de nuestra existencia y el delicado equilibrio que la envuelve, un sonido que está impregnado de la melancolía de los recuerdos que resurgen cuando uno se acerca al final de la vida: los remordimientos, el cierre, las incertidumbres y las ansiedades. Un disco de una belleza superlativa que te sumerge en un viaje mágico y post-apocalíptico del que no querrás salir.
Mis favoritas:
1. Falling curtain.
2. Oh Paris, we are fucked.
3. A ruptured tranquility.
Single digital compartido por estos dos artistas de la escena ambient, el londinense Sandro Mussida, y el italiano afincado en Reikiavik, Francesco Fabris, cada uno con una pieza de sobrecogedoras y tenebrosas atmósferas compuestas por sintetizadores, grabadas entre Islandia y Lari, en la Toscana italiana.