Tres años después de su anterior trabajo, ‘Silver bullets’ (Fire, 2015), nos llega un nuevo y fantástico álbum de la banda neozelandesa liderada por Martin Phillipps, un tipo al que parece que nunca se le agota la inspiración para regalarnos apasionantes y arrolladores hits del mejor pop que se ha hecho nunca. ‘Snow bound’ contiene diez perlas de apasionante pop de guitarras de melodías imperecederas y estribillos redondos, con un perfecto equilibrio entre brillantes guitarras y teclados. Su música suena elegante y luminosa. Es de los pocos grupos que empezaron hace más de tres décadas y que se mantienen en lo más alto a base de buenas canciones de atmósferas radiantes que rebosan buen rollo y un increíble derroche de vitalidad. ‘Snow bound’ es uno de esos trabajos que quizá cueste buscar una canción que sobresalga sobre el resto, pero que es tan bueno, que te gusta ponértelo entero varias veces, y cuanto más mejor. Apenas sobrepasa la media hora, y deja con ganas de mucho más, y es que pocos discos he escuchado tan bonitos últimamente como esta joya llamada ‘Snow bound’.

Mis favoritas:
1. Bad sugar.
2. Complex.
3. Time to atone.