El dúo brasileño afincado en Londres formado por Henrique Laurindo y Lulu Grave ha tardado un lustro para engendrar su segundo álbum, pero la espera ha merecido la pena con creces. Aquí tenemos once canciones en las que han dado un vuelco a su sonido, aplicando el principio de menos es más, y es que han decidido prescindir de la distorsión y de (casi) todo el fuzz y el noise que contenía su debut, sustituyéndolo por un indiepop de guitarras jangly en estado puro, un indiepop que evoca a TEENAGE FANCLUB, a los primeros MY BLOODY VALENTINE, a THE STONES ROSES, a THE FIELD MICE y THE LEMONHEADS, logrando dar con unas atmósferas propias del C86 y Sarah Records, con una pizca del sonido Creation. Salvo en “Indian hill”, donde escuchamos a Lulu, el resto de canciones están cantadas por Henrique. Han incluído las dos canciones que venían en el 7” para Soft Power Records, “Black and blue” y la citada “Indian hill”, pero ambas remezcladas nuevamente para la ocasión. “Dreaming girl”, el corte más oscuro, junto a “Slowdown”, son los temas que más recuerdan a su etapa anterior. También en ‘Sea of murmur’ demuestran su pasión por el cine, así en “Fellini’s thorn” hacen referencia al conocido director italiano, y “Ghost at the lighthouse” está inspirada en una película muda. El álbum lo han publicado en vinilo de color rojo y en CD en su propio sello, Beat Mo Records. Gracias al sonido limpio por el que han apostado han conseguido dejar ver mejor la deslumbrante calidad de sus melodías, y la honestidad de su propuesta sonora: canciones elegantes llenas de una melancolía emotiva que ponen los pelos de punta, y que debería encumbrarles a lo más alto. Un disco lleno de once joyas sonoras que debería estar en los puestos más altos en las listas de lo mejor del año.
Mis favoritas:
1. The most important thing.
2. One afternoon.
3. Another day.