El día de mi cumple me regalé por fin la asistencia a uno de los conciertos de este genio del cuál siempre he oído hablar bien en directo, pero aún nunca había tenido la oportunidad de ver. Y sí, comprobé que era cierto todo lo que me habían comentado, con Jonathan acompañado de una pequeña guitarra clásica, y de Tommy Larkin, batería de GIANT SAND, y deleitándonos con más de una hora de canciones en castellano, inglés, italiano, francés,… con esas buenas dosis de humor y ese romanticismo del que impregna sus canciones y su representación en directo, y que de no ser por su talento, podríamos confundir con un concierto de GYPSY KINGS. Este tío está como una cabra, se lo pasa genial sobre el escenario, y lo mejor es que te contagia con todas esas buenas vibraciones. En contraposición, Tommy Larkin, permanecía todo el concierto impasible a la batería, sin permitirse ninguna sonrisa sobre su rostro, con ese look a lo ROY ORBISON.
A destacar: Cuando Tommy Larkin, deseando terminar el concierto, y ante un intento fallido por ese entusiasmo y esas ganas de seguir de Jonathan, cogió rápidamente su chupa de cuero a la segunda, se levantó rápidamente de su taburete, y se largó al backstage, antes de que el público volviera a convencer y a pedir de nuevo a Jonathan que tocara una más, esta vez sin la compañía de Tommy.