Quinteto escocés que fabrica excelentes armonías de pop luminoso a medio camino entre BELLE & SEBASTIAN y los primeros THE BEACH BOYS, y que plasman de forma interesante en este álbum de debut, un álbum producido por Jim Sutherland, y grabado con una técnica inusual hoy en día, ya que todos los temas han sido grabados con un solo micro, como se hacía en los 50 con ELVIS o SINATRA
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. El quinteto de Edimburgo ya ha publicado dos sencillos extraídos de este disco, y que servían de aperitivo. Hacen una música para radiantes días de verano, para cielos azules, para soñar con ser Peter Pan y como dice el título del disco, sentirse ‘jóvenes para siempre’. Sin embargo, lo bonito del título se contradice con la portada, que es horrible, con dos leones feos fornicando. El grupo toma el nombre de una pequeña localidad de veraneo escocesa donde Riley Bridges (cantante, guitarra y principal compositor de la banda) sólo ha estado una vez. Las canciones gozan de grandes melodías, con un sonido de guitarras acústicas, una percusión discreta y sin estridencias, y sobre todo increíbles armonías vocales con juegos de voz chico-chica. Su pop bebe de las influencias de la costa oeste, sobre todo, de THE BEACH BOYS, aunque también de ese genio reciente que es BART DAVENPORT, y por supuesto, de BELLE & SEBASTIAN, si bien suenan más desnudos que estos últimos. Las canciones, a pesar de toda la luz y color, tienen un cierto toque de melancolía que las aproxima al folk británico, aunque las letras están cargadas de optimismo y ganas de vivir. Se peculiar forma de grabar les da un toque cálido, casero y a la vez cercano, con prácticamente los mismo ingredientes básicos en cada canción. Un álbum de debut formidable, pero lejos aún de esos genios que son BELLE & SEBASTIAN.
Mis favoritas:
1. Heliopolis by night.
2. Love is an arrow.
3. Something I must tell you.