Tan sólo acompañado por Ivor Talbot, Neil Hannon, en plan acústico, consigió mantener la atención durante todo su repertorio, mayormente de su último trabajo, sin evitar caer en la linealidad de un set acústico. La multitud de detalles a la guitarra, y la simpatía de Neil en todo momento, hicieron que el repertorio resultara interesante y entretenido, y que no se hiciera largo.